La estructura del aparato psíquico será representada por una máquina de escribir.

-Derrida-


HOY, donde esté Van Gogh














GRAFFITIS EN MADRID

GRAFFITIS EN MADRID
hombre en la ventana, Daniel Moreno García

“Si mi libertad no estuviera en el libro, ¿dónde estaría? Si mi libro no fuera la libertad, ¿qué sería?” -Edmond Jabès-

sábado, 11 de septiembre de 2010

ESA ES LA GUERRA

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ESA ES LA GUERRA






“La poesía construye cada paso y cada no paso, abre puertas y cierra puertas, porque no todos los pasos son humanos, y porque hay entradas sin retorno y salidas definitivas…
…son pasos que nunca podrán ser dados y cuyo intento se paga con alguna enfermedad...o con la vida....o .... y que la poesía hace que cesen de ser ambicionados como pasos.”













Escuché a Menassa decir algunas veces que lo que cae en las guerras, aunque las víctimas se cuenten por millones, son ideas, páginas enteras, libros escritos… -aproximadamente decía así-


Hoy vuelve a ser por la mañana, ayer toqué fondo, pero ahora vuelve a ser por la mañana; ayer entre una lucha contra algo desmedido y una imposibilidad de recurrir a las palabras, mientras tocaba fondo atiné a decir que me tenía que atar fuertemente a un pensamiento y no a cualquiera, el epígrafe de psicoabisal resume toda la problemática de ayer, y expresamente donde dice: “…y que la poesía hace que cesen de ser ambicionados como pasos.”


Después, la cita a las palabras de Menassa, también resume lo que son esos pasos que no se pueden dar. Un tercera cita que es en realidad una idea dentro de un pensamiento, y tampoco cualquier pensamiento: la soledad no existe…no solamente se vive según qué pensamiento nos contenga, sino que también se escribe según ese mismo pensamiento. Mi desesperación de ayer tocó fondo frente a un pensamiento que no está incluído adentro de las palabras, esa es la guerra, todo guerra y nada más que guerra aunque lo más bastardo de ese acto sea que intenta adoptar forma de palabra al punto de que ésta se ve obligada a retroceder una y mil veces. Relatar las emboscadas, las escaramuzas, los laberintos, el cautiverio al fin que hay en esa guerra es un desgaste y esta mañana atar los próximos pasos a la poesía es algo que me salva de toda esa devastación.


En lugar de recorrer el fondo de ese pozo, me alcanza con recordar que sigue tratándose de una guerra, de un pensamiento que no incluye palabras para “hablar” y que toma como rehén a quien se niegue a acatarlo.



“…y que la poesía hace que cesen de ser ambicionados como pasos.” …Devaluada, arrancada de cuajo y de raíz, entregada a comerciantes, hackers, psicópatas, falsificadores, odiantes sofisticados y academias completas y repletas que no hacen ninguna otra cuestión que parlotear como monos subidos a las ramas, parásitos que se creen protagonistas de un lenguaje que no les pertenece ya que eligieron odiar, actuar, sin disolución posible y sin presente, pasado ni futuro, chupópteros de mil raleas que consideran que ellos son los únicos habitantes de la Tierra. Gente que pueden ser moldeados por cualquier porquería y defenderla a ultranza… todo eso es lo que dice esa frase que tiene que cesar. Dice más… dice que el lugar que ocupa la poesía no es el de rehén, sino el de protagonista en la vida de los hombres.


Dice que puedo abandonar este sitio donde escribir se había vuelto una tortura y retomarlo después de haber apuntalado mi otro sitio en este mismo planeta yendo a comprar el pan, a pagar tal o cual deuda, dice que la poesía nadie la puede robar, dice que el odio mata, que contra éste, la mejor medicina es la mayor posible indiferencia, dice que del amor nunca supieron nada esos actores enamorados de la guerra, y dice, a mí me lo está diciendo, que en el cuerpo de esos no hombres habita un animal que no pasó jamás por ninguna civilización y que crecieron sus brazos, su cabeza, sus mandíbulas, su cuerpo entero, como partes de un gigantesco caos cuyas fuerzas serían capaces de engullir al resto de los mortales. Lo que dice, a mí me dice esa pequeña frase, es que ni tan siquiera los debo mirar, porque es con la energía de los que no ambicionan ninguna guerra, con lo que ponen en marcha ese cuerpo paralizado y descomunal.


Allí donde la poesía trataron de convertirla en un bozal en la garganta, en cáscara inútil, en tal o cual barrido microscópico de formas que no tuvieran nada que decir encontré gente todo se lo habían entregado a la moral, a una raquítica forma de pensamiento impotente frente a la vida y frente a la muerte…



“Grandes embarcaciones que nada buscan
porque creen tener
pasarán una y otra vez a nuestro lado
tratando de hundir con sus juegos
nuestra pequeña balsa enamorada.” –M.O.M.-


La poesía está para comandar la vida, no es un adorno y mucho menos puede servir de excusa para ninguna guerra. El odio, la envidia, todas las porquerías esas, son lastres que deben ser legislados y reprimidos. Yo anoche creí ahogarme, lo he sentido muchas veces y esta mañana sé que de lo único que me tengo que ocupar es de volver a atarme a la poesía. Ligera como una pluma, sólo ella es capaz, efectivamente, de hacer que cesen esos monstruos que traen los odios recalentados, las envidias recocinadas y la ambición regurgitada durante siglos enteros de transmisión uncapaces de que ningún otro hombre crezca a su lado y que ninguna mujer crezca a su lado. Fanáticos del sexo y de la moral, de un sexo que no se diferencia en casi nada al de las bestias; la poesía no es un alma cándida o sumisa, sino la más, la única revolución posible para los hombres. Los que atentan contra ella, no pueden ser poetas, no pueden ser hombres ni pueden ser parte de civilización alguna, y la poesía es Padre y Madre de todos los hombres sin distinción alguna ni apartados de aquellos moralistas hipócritas que traten de salvar a sus amigos y condenar a los que no lo son.


“Creer tener” es la mayor soberbia, la máxima pobreza, la más raquítica conversación. Un poema ni mil poemas podrían detener una bala, ningún libro puede parar ni las bombas ni el corazón envenenado, esos corazones o esos pensamientos, creen tener palabras, bombardean durante siglos o días o instantes pero eso no son palabras. Las palabras no pueden estar desgajadas de quienes las pronuncian. Que estamos estructurados como un lenguaje, no es una chocolatina, es una frase. Es una frase producida tras años de civilización; no es una filosofía ni es una conjetura, es el trabajo de siglos enteros realizado por toda la humanidad y materializada por varios ejemplares trabajadores de lo humano, es una puntuación, la precisa. Quiere decir que somos lo que decimos, que es imposible desvincularnos de las palabras pronunciadas, del pensamiento del que dan cuenta esas palabras y no otras y no intercambiadas de otro modo y que, los sentidos, se producen al decir y no antes.


La frase que traigo hoy ha sido como encontrar una joya en mitad de un huracán. La persona que allí escribe ha sido trabajada por toda esa historia de humanidad y a ella y a otras como ella las estaba buscando. Yo no soy más que un pequeño eslabón dentro de una cadena e intentar aislarme fue la máxima arrogancia de un pobre hombre que de lo único que entiende es de ruidos. Un pobre desdichado que, en lugar de pedir, asegura tener; un ser siniestro al que yo no deseo amar. Fuera de las palabras, el odio se consolida en crimen; y fuera de las palabras, el amor, es una caricatura de lo que apareció delante de un espejo congelado por sí mismo.


La poesía, tiene que ser capaz de disolver ese odio, de otro modo no fue poesía. Sigmund Freud marca un antes y un después estableciendo como lenguaje lo intrínsecamente humano que no está ni en las palabras, sino entre ellas. Imposible considerar ningún nivel de efectividad en éstas si no hay conversación, le concede a éstas todo el rigor de ser la historia. La trastienda donde el silencio comete sus atentados, eso no es ni siquiera “una” historia, ningún humano lo es a solas: el psicoanálisis es un hecho exquisitamente comunitario ” –S. Freud-


Lo que se viene dando en esta guerra particular que trata de retenerme como rehén, es una lucha en contra del acto de hablar. Una guerra que le señala al que lo hace, no como un sujeto del lenguaje, sino como un guerrero y no de la palabra. Organizar el propio discurso es organizar la propia vida.




5 de noviembre de 2010




Detour Ahead 

on Tenor Sax














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